Gloria Llatser, reconocida empresaria, redescubre su primer amor: la escritura.
Hay una anécdota muy bonita que Gloria Llatser nos está contando estos días sobre un recuerdo de la infancia. En él rememora, gracias a un comentario que hizo su hermana en una de sus presentaciones del libro, las noches que se quedaba despierta leyendo a pesar de las posibles regañinas de su madre. Ante la extrañeza de su hermana sobre por qué seguía haciendo eso, Gloria solía responder: «Porque me estoy preparando para ser escritora». Y, ahora, sin duda, lo es.
Los secretos no se pueden enterrar es su última obra publicada.
Lo cierto es que es una comparación interesante y provocativa. Si tuviera que señalar un elemento común entre emprender y escribir, sin duda hablaría de la ilusión.
Para mí, la ilusión es esa chispa inicial, una fuerza casi mágica que me impulsa a dar el primer paso, ya sea enfrentándome a la página en blanco o adentrándome en un mercado desconocido. Es esta ilusión la que me permite desplegar una visión global del proyecto, tejida no solo de objetivos y estrategias, sino también de sueños y aspiraciones.
Más aún, considero que la ilusión no es simplemente un deseo pasajero; es realmente el combustible que mantiene encendida mi pasión a lo largo del proceso. Me guía a través de las inevitables adversidades, me permite ver más allá de los obstáculos, y me inspira a impregnar cada aspecto de mi trabajo con un sentido de propósito.
En conclusión, ya sea dando vida a un mundo o personajes con mis palabras o construyendo un negocio desde cero, la ilusión es mi aliado más fiel. Me incita a comenzar, me sostiene cuando el camino se hace cuesta arriba y, en última instancia, es lo que hace que el viaje valga la pena.
Yo siempre he querido escribir. Me lo recordó mi hermana durante la presentación de mi primera novela, en donde contó que cuando me preguntó por qué leía todas las noches, lo que provocaba que nuestra madre nos riñese por tener la luz encendida, respondí que tenía que leer mucho porque algún día sería escritora.
Esa revelación me hizo darme cuenta de que este impulso por escribir, que parecía haber surgido de la nada en mi madurez, en realidad era un anhelo arraigado profundamente en mí. Era una vocación que había estado esperando pacientemente el momento adecuado para emerger.
En retrospectiva, entiendo que mi juventud estuvo marcada por una época en la que se nos impulsaba más a asegurarnos un futuro económico que a seguir nuestras pasiones. A pesar de este enfoque tan pragmático de la vida, di rienda suelta a mi creatividad liderando empresas y proyectos. Finalmente, la escritura ha encontrado su camino de regreso a mí, demostrando que nuestras verdaderas pasiones jamás se extinguen, simplemente aguardan pacientemente su momento idóneo para brotar en todo su esplendor.
El ingrediente principal, en mi opinión, es la curiosidad. La curiosidad te impulsa a explorar, a preguntar, a imaginar mundos y personajes. Es el combustible que mantiene viva la llama de cualquier escritor, permitiéndole sumergirse en la profundidad de las historias que desea contar.
Además de la curiosidad, es esencial la disciplina. La escritura, como cualquier otra forma de arte, requiere práctica constante y dedicación. No se trata solo de esperar a que la inspiración toque a tu puerta; es comprometerte a escribir regularmente, incluso cuando parece que las palabras no fluyen.
Finalmente, diría que se necesita una profunda pasión por contar historias. Esta pasión es lo que te lleva a través de los desafíos, las dudas y los momentos de frustración. Es lo que te hace volver a la página en blanco, día tras día, impulsada por el deseo de compartir tu visión con el mundo.
Lo primero es que me he comprometido conmigo misma a publicar una novela cada año. Estoy promocionando Los secretos no se pueden enterrar, y a la vez ya estoy esbozando la siguiente.
Pero consolidar mi carrera literaria va más allá de simplemente producir nuevos trabajos. Estoy planeando una estrategia de promoción que incluye tanto los canales tradicionales como los digitales. Esto significa tener una presencia activa en redes sociales, donde puedo compartir no solo actualizaciones sobre mi trabajo, sino también mis procesos creativos y reflexiones sobre la escritura y el emprendimiento. Además, estoy explorando la posibilidad de crear contenido en formatos como podcasts o series de vídeos que puedan atraer a una audiencia más amplia y diversa.
También considero fundamental la participación en eventos literarios, ferias de libros y conferencias, no solo para promocionar mis obras, sino para conectarme con otros autores, lectores y profesionales de la industria. Estoy planificando organizar talleres y charlas que no solo se centren en mis libros, sino también en temas relevantes para el ámbito literario y emprendedor, fomentando así un diálogo constructivo y una comunidad en torno a mis intereses y experiencias.
Mi camino hacia una carrera literaria realmente comenzó con Diego Lobeira, mi ópera prima. Aunque en aquel momento no tenía una concepción clara de lo que implicaría una carrera literaria, estaba profundamente convencida de mi deseo de contar historias que resonaran con la gente, que tocaran algo en su interior.
No obstante, es con la escritura y publicación de Los secretos no se pueden enterrar donde mi determinación se afianza. Este proyecto no solo resulta ser más ambicioso en cuanto a trama y desarrollo de personajes, sino que además me enfrento a él con una identidad como escritora más definida y una visión más clara de mis objetivos en el ámbito literario.
La experiencia acumulada entre ambas novelas, sumada a la respuesta del público, ha reforzado mi compromiso de continuar creciendo y evolucionando en mi carrera.
Sí, mis novelas pueden ser catalogadas dentro del género thriller, aunque siempre busco tejer elementos de otros géneros para enriquecer la narrativa y profundizar en la psicología de los personajes. El thriller, con su ritmo trepidante y su capacidad para mantener en vilo al lector, me fascina tanto como autora como lectora. Este género ofrece un vasto terreno para explorar las complejidades humanas, las motivaciones ocultas y los dilemas morales, todo ello enmarcado en historias que desafían al lector a pensar más allá de lo aparente.
Personalmente, creo que el thriller es un género poderoso para abordar cuestiones sociales, psicológicas y éticas de una manera que enganche al lector, invitándolo a una reflexión profunda mientras se entretiene.
En cuanto a si será mi género de referencia, definitivamente es un terreno en el que me siento cómoda y desafiada creativamente. Sin embargo, estoy abierta a explorar y experimentar con otros géneros que puedan enriquecer mi escritura y permitirme contar historias desde perspectivas únicas.
Ah, los secretos… La verdad es que, no sé si por mi faceta de emprendedora o simplemente porque tengo esa cualidad de ser una persona a quien todos confían sus asuntos, he tenido mi cuota de secretos. Ciertamente, la cantidad y profundidad de los secretos con los que me he encontrado podrían dar material suficiente para escribir no una, sino varias novelas.
Siempre he tenido un interés particular en explorar lo que no se revela a primera vista. Considero que es en esos rincones secretos donde residimos en nuestra forma más cruda y auténtica. Esta curiosidad por la naturaleza humana, por lo que se esconde bajo la superficie, es lo que me impulsa no solo en los negocios, donde entender las motivaciones ocultas puede ser crucial, sino también en la escritura, donde los secretos y sus revelaciones tejen la trama de historias emocionantes y profundamente humanas.
Me fascina indagar en la complejidad de las personas, descubrir lo que nos hace únicos, vulnerables y, sí, fascinantes. Los secretos, en este sentido, son ventanas a la verdad de nuestros caracteres y vidas, y tratar con ellos me ha proporcionado una rica paleta de emociones y situaciones para plasmar en mis historias.
Eva Fraile / 02 de mayo de 2024