Hoy es el Día mundial de las abejas y desde Je Femme os diremos una serie de curiosidades sobre ellas. ¡Que no te den miedo!
Son muy trabajadoras. Una sola abeja obrera puede llegar a ir hasta a 2.000 flores en un mismo día.
La jalea real es el alimento exclusivo de la abeja reina y de las jóvenes obreras, ya que pueden crear cuerpos grasientos durante el invierno para que puedan sobrevivir al frío.
La abeja reina es capaz de poner hasta 1.500 huevos al día.
Las abejas obreras protegen la colmena empleando su aguijón.
Cuando una abeja pica a alguna persona o animal, fallece, debido a la estructura serrada del aguijón, el cual se desprende del cuerpo desgarrando el vientre, ocasionando su muerte.
Existen más de 20.000 especies de abejas en el mundo.
Son diurnas, ya que trabajan de día. La polinización es una actividad muy costosa para las abejas, y aprovechar la luz del día les permite recolectar más recursos de manera eficiente. Además, la posición del sol y la luz que hay les sirve para poder orientarse y saber volver a su colmena o nido.
Pueden usar el propóleo para regular la temperatura y humedad dentro de la colmena al sellar y aislar áreas específicas.
Una abeja reina puede vivir de tres a cuatro años si las condiciones son favorables.
Las abejas obreras viven entre uno y cuatro meses, dependiendo de la estación del año.
Los zánganos suelen vivir pocas semanas, ya que cuando han cumplido su función de apareamiento les expulsan de la colmena o mueren.
Son los únicos animales que producen alimentos comestibles para los humanos.
Solo las abejas hembras pueden picar.
Tienen cinco ojos.
Prefieren beber agua sucia.
Pueden ver todos los colores excepto el rojo.
Una colmena puede contener unas 50 mil abejas.
Un huevo tarda 21 días en convertirse en una abeja adulta.
Tienen la capacidad de comprender conceptos como arriba y abajo, izquierda y derecha o igual y diferente. Además, pueden contar del 1 al 6.
Las abejas pueden bailar, y así indican la dirección, la distancia y la calidad de las flores que encuentran.
En el Neolítico ya se utilizaba la cera de las abejas para fabricar medicinas, cosméticos, y para hacer impermeables vasijas y otros recipientes.